¿Descarnado? Mis pieles
¡qué osadía!,
decirme en la cara
las cuatro verdades de mi, que suponías
pero obviaste la gallardía
del hombre, que desnudo es y vivía
no consideraste la envidia
del orate vecino que te cuenta y domina.
Plagado de pareceres
de detrás de la ventana todo contamina
es hiedra malvada
de urticaria mal parida…
que me hace maldecir
cada impronta de ésta vida.
No soy de prenda santera ni de alma divina
tengo huellas que marcadas
no la borran ni con trillas
pero importuno no es pertinente,
es un sapo que es gallina
que habla de toda gente
y no muestra la jeta que genera la diatriba.
Si tus ojos son de míos
no le pares al que no escatima
ese hombre de baja estima
rata de oquedades
profusa alma del hades…
qué hasta la muerte rechaza
y mantiene penando en brazas
pudriéndose en sus rencores,
porque odia los amores
y descendencias que trazas
en cuerpo bello y conmigo
que te empreña de esperanzas.
EPEV.2014
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